Los espejos
Yo que sentí
el horror de los espejos
no sólo ante
el cristal impenetrable
donde acaba
y empieza, inhabitable,
un imposible
espacio de reflejos
sino ante el
agua especular que imita
el otro azul
en su profundo cielo
que a veces
raya el ilusorio vuelo
del ave
inversa o que un temblor agita
Y ante la
superficie silenciosa
del ébano
sutil cuya tersura
repite como un
sueño la blancura
de un vago
mármol o una vaga rosa,
Hoy, al cabo
de tantos y perplejos
años de errar
bajo la varia luna,
me pregunto
qué azar de la fortuna
hizo que yo
temiera los espejos.
Espejos de
metal, enmascarado
espejo de
caoba que en la bruma
de su rojo
crepúsculo disfuma
ese rostro
que mira y es mirado,
Infinitos
los veo, elementales
ejecutores
de un antiguo pacto,
multiplicar
el mundo como el acto
generativo,
insomnes y fatales.
Prolonga
este vano mundo incierto
en su
vertiginosa telaraña;
a veces en
la tarde los empaña
el Hálito de
un hombre que no ha muerto.
Nos acecha
el cristal. Si entre las cuatro
paredes de
la alcoba hay un espejo,
ya no estoy
solo. Hay otro. Hay el reflejo
que arma en
el alba un sigiloso teatro.
Todo
acontece y nada se recuerda
en esos
gabinetes cristalinos
donde, como
fantásticos rabinos,
leemos los
libros de derecha a izquierda.
Claudio, rey
de una tarde, rey soñado,
no sintió
que era un sueño hasta aquel día
en que un
actor mimó su felonía
con arte
silencioso, en un tablado.
Que haya
sueños es raro, que haya espejos,
que el usual
y gastado repertorio
de cada día
incluya el ilusorio
orbe
profundo que urden los reflejos.
Dios (he
dado en pensar) pone un empeño
en toda esa
inasible arquitectura
que edifica
la luz con la tersura
del cristal y
la sombra con el sueño.
Dios ha
creado las noches que se arman
de sueños y
las formas del espejo
para que el
hombre sienta que es reflejo
y vanidad.
Por eso nos alarman.
Jorge Luis
Borges
Eu sabia que o seu primo argentino me iluminaria. ;)
ResponderEliminarA última quadra é mesmo certeira.
Bom feriado, josé luís!
pois… ;)
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